Micaela Bastidas Puyucahua

Género: Femenina

Origen étnico: Mestiza

Acontecimientos:

1745  -  Cuzco  -  No aplicable  -  Nació en 1745, Pampamarca, Cuzco.
1760  -  Cuzco  -  Patriota  -  Se casó con Joseph Thupa Amaro, 25 mayo 1760, en el pueblo de Surinama.
1780  -  Yauri  -  Patriota  -  Ocupó posiciones de poder
1781  -  Cuzco  -  Patriota  -  Ejecutada

Conexiones:

Familia Túpac Amaru
Rebelión de Túpac Amaru
Mujeres ejecutadas antes de las guerras de independencia
Soldadas
Mujeres, escribieron cartas

Textos:
1780 - Chepe mío

Biografía:

Traducido por Laura Buitrago Santana.

De Pampamarca, vivía en Urcos, Quispocanchis, en 1780. Mestiza, tenía 25 años en 1781. (O'Phelan, 300)

Maronese afirma que era de una familia relativamente adinerada, su madre era mestiza y su padre español. Rechaza la idea de que tenía sangre negra. (Ramb, 29)

Se casó con José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru) en 1760. Juntos lideraron la revuelta de 1780. El 6 de diciembre de 1780 le escribió a su esposo advirtiéndole que no perdiera el tiempo en los pueblos Yauri: “Vamos a perder a todas las personas que he reunido y preparado para el descenso a Cuzco. […] Te di muchos avisos para marchar a Cuzco inmediatamente, pero los tomaste a la ligera, dándole al enemigo el tiempo suficiente para prepararse, como la han hecho, colocando un cañón en la montaña Picchu, además de otros trucos tan peligrosos que ya no estamos en posición de atacarlos.” (Hahner, 35-37.) El asalto a Cuzco falló, ella, Túpac y sus hijos fueron capturados. El 18 de mayo de 1781, frente a Túpac Amaru, su hijo, Hipólito fue ejecutado. Fernando (de 10 años) se salvó por su edad, pero fue desterrado y encarcelado de por vida.

José de Austria escribe, probablemente en 1854, describe la rebelión encabezada por Micaela Bastidas, sus hijos Hipólito y Fernando y su cuñado, Antonio Bastidas (de Austria, 55).

Knaster la describe como una heroína de la independencia peruana, esposa y colaboradora de José Gabriel Condorcanqui. (Knaster, 468.)

Cornejo Bouroncle precisa su año de nacimiento como 1745, y afirma que se casó con Thupa Amaro el 25 de mayo de 1760. Cita una carta fechada el 22 de diciembre de 1780 del Visitador General José Antonio Areche diciendo que Micaela Bastidas estaba dirigiendo a las tropas. También reproduce cartas de Bastidas a “Mi hijo Pepo”, del 23 de noviembre de 1780, y a “Chepe mío” del 24 de noviembre de 1780. El 22 de enero de 1791 le escribió al “Señor Gobernador Don José Gabriel Túpac Amaru”, de parte de “su amante compañera Doña Micaela”. Cita y publica cartas de Bastidas a “Chepe Mío” del 25, 26 y 27 de noviembre de 1780; 6, 7, 10 y 16 de diciembre de 1780. En febrero de 1781 le escribe a “Chepe” de parte de “Tu Mica”, hay dos cartas sin fecha y otras del 7 y el 23 de marzo de 1781. También se dirige a su “hijo de mi corazón”. Las cartas de José Gabriel se dirigen a ella como “Hija mía” y están firmadas como “Tu Chepe”. El 26 de noviembre de 1780, el escribió “recibí tu escuela”. Existen otras cartas (del 27, 28 y 30 de noviembre y del 1 de diciembre de 1780). Se reproduce el juicio contra Bastidas. (Cornejo Bouroncle, 33-78)

García y García la describe como la “confidente” del movimiento, jugó un papel pasivo trasmitiendo información. Caminó descalza por pueblos y aldeas pidiendo apoyo a la causa. Fue capturada y llevada a Cuzco. Pudo haber escapado, pero optó por el martirio junto a Túpac Amaru. (García y García, 166-167)

O’Phelan dice que durante su juicio, Bastidas dijo, “Mariano Manda escribió mis órdenes, yo no las revisé, porque no sabía leer o escribir”. (O'Phelan, 236) En una carta le advirtió a Túpac Amaru “que los soldados no tenían suficiente comida, y aunque recibían un salario, ese dinero no duraría mucho, después de que se irían… porque como sabes ellos actúan por interés propio, y están muy asustados ahora que Bargas y Orué han extendido el rumor de que las tropas de Lampa y Arequipa se han unido y pronto te rodearán”. (O'Phelan, 240)

Flores Galindo cita un documento del Archivo General de Indias, Cuzco, leg. 33. Bastidas no solo fue sentenciada a muerte, también exigieron "que sea sacada de este cuartel donde se halla presa arrastrada con una soga de esparto al cuello, atados pies y manos, con voz de pregonero que publique su delito, siendo llevada en esta forma al lugar del suplico donde se halla un tabladillo en que por su sexo y con su lugar a la decencia de la sentencia, y ajustará el garrote, cortándose allí la lengua, e inmediatamente se hará morir con el instrumento, lo que verificado se la colgará en la horca sin que allí la quite hasta que se mande persona alguna. Y luego será descuartizado su cuerpo llevando la cabeza al cerro de Piccho que será fijada en una picota con una hoja en la que se lea su delito; un brazo a Tungasuca, otro a Arequipa y una de las piernas a Carabaya conduciéndose lo restante del cuerpo al mismo cerro de Piccho donde será quemado con el de su marido en el brasero." (Flores Galindo, 306-307)

Fue una “realista pragmática”, comandante de un bastión rebelde, proveyó a las tropas con municiones y vigiló las finanzas. En ausencia de Túpac Amaru era comisionada de guerra y pagadora general, fue conocida como Señora Gobernadora. (Socolow, 160-161)

Lilian Fisher describe la importancia del papel de Bastidas en el reclutamiento de soldados, la emisión de pasaportes, la obtención y trasmisión de información y la recolección de suministros para los rebeldes. Se convirtió en Cacica en ausencia de su esposo y en noviembre de 1780 ordenó que a aquellos que simpatizaban con la causa, como Francisco Torres y Antonio José Centeno, debieran tener un salvoconducto en la región. Controlaba el tránsito en carreteras y puentes, incluso le ordenó a Tomás Parvina cortar los caminos hacia Cuzco. Envió noticias a Túpac Amaru para que destruyera el puente Pachachaca, ofreciéndose a sí misma si era necesario y ordenó que el puente de cuerda de Yanaoca se mantuviera abierto y vigilado para asegurar que los suministros llegaran a los rebeldes. Organizó el transporte de suministros de cobre, ropa, comida, coca, dinero, armas y municiones. Cuando se emitían noticias sobre las actividades de los rebeldes, Bastidas exageraba el tamaño del ejército y el apoyo al movimiento. Prometió proteger a los gobernadores y liberar a la población de impuestos. Los que no seguían sus órdenes eran amenazados de muerte. Fisher también dice que dio orden de proteger al clero y que los rebeldes debían llevar cruces en sus sombreros como signo de su fe. Esto fue, Fisher sugiere, porque Bastidas se dio cuenta de la alta estima que tenían los indígenas por la iglesia. El 27 de noviembre de 1780 escribió a Túpac Amaru para advertirle que los rebeldes de Tungasuca se habían opuesto al cierre de su iglesia y estaban a punto de desertar. Túpac Amaru reabrió la iglesia y se realizó una misa. Sacerdotes como Domingo de Escalante acudieron a Bastidas para pedirle piedad por su hermano Julián de un complot indígena; Otros pidieron que los protegiera. También actuó como jueza de aquellos acusados por crímenes como el robo de ganado y nombró jueces en Tinta. Fisher cita a un español, Francisco Molina, quien afirmó que las ordenes de Bastidas eran más vigorosas que las de Túpac Amaru. Molina aseguró que Bastidas no podía escribir y que sus órdenes eran escritas por 5 escribas que trabajaban para Túpac Amaru. También declaró que aquellos que rehusaban a unirse a la causa rebelde eran aterrorizados, encarcelados o asesinados por orden de Bastidas. También viajaba con las tropas, respondiendo a los pedidos de respaldo uniéndose a Túpac Amaru a pie. Supuestamente dijo: “Voy a morir cuando mi marido se muera”. Fisher afirma que cuando Bastidas increpó a Túpac Amaru en Yauri, no sabía que él había ido a las ciudades para determinar el nivel de apoyo y había escalado torres para encontrar una fortaleza adecuada. También sostiene que Túpac Amaru confiaba y respetaba a Bastidas y estaba preocupado por su seguridad. (Fisher, 1966, 192-211)

Fisher mantiene que el abogado defensor de Bastidas dijo que ella se había visto obligada a cumplir las órdenes de su marido y pidió que se le desterrara en el extranjero y que no fuera ejecutada. También dijo que ella dependía de otros porque no podía escribir, y que no había estado en el ejército. Fue interrogada tan intensamente que confesó su culpabilidad, pero se negó a admitir lo que no quería que se conociera. (Fisher, 1966, 224-237)

Biografía traducido por: Laura Buitrago Santana

Referencias:

Flores Galindo, Alberto (editor). (1976) Túpac Amaru II, 1780, Antologia
Hahner, June (editor). (1980) Women in Latin American History
Ramb, Ana María (editor). (1999) Pasión y coraje: Mujeres que hicieron historia
Cornejo Bouroncle, Jorge (1949) Sangre Andina, Diéz mujeres cuzqueñas
Davies, Catherine, Brewster, Claire and Owen, Hilary (2006) South American Independence. Gender, Politics, Text
de Austria, José (1960) Bosquejo de la historia militar de Venezuela
Fisher, Lillian Estelle (1966) The Last Inca Revolt
García y García, Elvira (1924) La mujer peruana a través de los siglos
Guardia, Sara Beatriz (1985) Mujeres peruanas: El otro lado de la historia
Knaster, Meri (1977) Women in Spanish America: An Annotated Bibliography from Pre-Conquest to Contemporary Times
Monsalve, José D (1926) Mujeres de la independencia
O'Phelan Godoy, Scarlett (1985) Rebellions and Revolts in Eighteenth Century Peru and Upper Peru
Pallis, Michael (trans.) (1980) Slaves of Slaves: The Challenge of Latin American Women
Socolow, Susan Migden (1999) The Women of Colonial Latin America