Biography for José María Luis Mora

Author: José María Luis Mora

Type of publication: Book

Title: México y sus revoluciones

Year of publication: 0

Publisher: Editorial Porrua, México

Place created: Mexico City

Language: Spanish

Location of text: From José María Luis Mora, México y sus Revoluciones, Editorial Porrua, S.A., México, 1950, pp.137-140 in Biblioteca Lerdo de Tejada

Abstract: Extract that includes his comments about women

Content:

(p.137)
Los mexicanos son por lo común poco afectos a las concurrencias que forman los placeres de la mesa, rara vez dan comidas; pero es muy frecuente obsequiar con refrescos, en los que se sirven confitados y conservas, chocolate, café, té, bizcochos, vinos y licores a las horas en que son más frecuentes las visitas según el uso establecido; éstas son desde las doce del día hasta los dos o tres de la tarde, y desde que oscurece hasta muy entrada la noche. Nadie si no es de suma confianza se presenta en las piezas de recibir sin hacerse anunciar primero por algún doméstico y en su defecto por algún signo que haga saber su llegada. La persona que entrase en silencio y sin ceremonia se expondría a que hiciesen de ella un juicio poco favorable, y aun a que le indicasen su disgusto por haberse introducido sin haber obtenido previamente el permiso. Las damas no sé levantan para recibir ni despedir sino a las visitas que son de su sexo; siempre aguardan las de los hombres sentadas en el principal lugar sea cual fuere la clase y dignidad del que se presenta; todos estos signos de in lo precio y consideración son muy debidos, pero se hace muy de notar la falta de urbanidad comunísimo en todas las ciudades de la República, por lo cual las damas dirigen y mantienen exclusivamente la conversación con sus compañeros en concurrencias de ambos sexos; esta es una de las faltas más chocantes de la sociedad mexicana, hija de un orgullo necio y mal entendido, y que está en diametral oposición con todos los usos establecidos en las naciones civilizadas; algún cambio se deja sentir sobre esto, pero es hasta ahora muy corto, aunque del curso siempre creciente de la civilización es de (p.138) esperarse llegue por fin a ser totalmente desarraigada esta falta de atención. Las damas por regla general jamás visitan a hombres sin familia, pues la visita siempre se entiende dirigida a las de su sexo; este uso muy loable por lo que conduce al decoro y a la decencia de las costumbres, padece muy pocas excepciones que siempre son fundadas en amistad muy estrecha o en otros motivos más plausibles; jamás visitan ni salen solas de, noche, pues siempre deben ser acompañadas por una persona del otro sexo a no ser que lo hagan en coche Las frases de comedimiento son sumamente expresivas y arregladas todas al idioma de la generosidad; todo cuanto se posee está a la disposición del que lo admira o aplaude, todos están al servicio y sujetos a las órdenes de los que los favorecen con sus recuerdos o visitas, y ninguna de éstas hay que no empiece o acabe por las fórmulas dichas u otras más expresivas nuevamente tomadas del idioma de la galantería francesa.

Las visitas son siempre a proporción de la amistad que mutuamente se profesan los que las hacen o reciben, pero hay ciertas épocas o sucesos en que la sociedad mexicana las tiene por indispensables. El que se restituye a un lugar o el que de él se ausenta tiene que hacer a todos sus conocidos una visita y recibirla de ellos; si viene, avisa de su llegada y aguarda a sus ami¬gos; si se ausenta, se anticipa a buscarlos y después los espera en su casa, practicándose lo mismo cuando se muda de habitación; el aviso se da por escrito y a veces por un solo y simple recado. El ignorar o hacerse desentendido del regreso de un ausente es una falta que anteriormente producía enemistad en las familias, y en (p.139) el día se castiga pagándola en la misma moneda, y aun causando alguna frialdad en las relaciones sociales. Cuando ocurre un matrimonio, los contrayentes dan parte a todos sus amigos y conocidos del enlace que acaban de formar, esta comunicación se hace por esquela, se aguarda la visita y después se corresponde; las mismas formalidades se observan en el nacimiento de un infante, añadiendo en el recado de aviso que pueden contarlo en el número de sus servidores, que estará pronto y dispuesto a obedecer sus órdenes siempre que la persona a quien informan del suceso se digne comunicárselas. Todas estas comunicaciones se corresponden con visitas cuya falta siempre produce mala inteligencia en las familias. Es una falta imperdonable en la sociedad mexicana el descuidar o diferir la visita de algún conocido que se halla enfermo, ya sea grave o ligeramente, y esta oficiosidad, especialmente cuando la dolencia es aguda, no deja de ser muy molesta para la familia del paciente, que ocupada en recibir, obsequiar y repetir muchas veces el estado del enfermo, no puede atenderlo como se debe; algunas veces llega la imprudencia hasta introducirse a la alcoba de éste en los momentos en que padece con más vehemencia o en que necesita de reposo, todo por cumplir con las leyes de una etiqueta mal entendida y de manifestar acaso un cuidado y pesar que en la realidad no se tiene.

Los mexicanos de cualquier sexo, que no son precisamente de las clases más ínfimas, reciben visitas y las hacen a sus amigos el día de su cumpleaños; los parientes y aquellos que les son más adictos o tienen interés (p.140) en conciliarse sus favores son los más puntuales en pagar este tributo social, y rendir este homenaje a sus patronos, protectores o allegados. En estos días es tal el concurso en las casas que los de la familia se ven muy embarazados para recibir y obsequiar a todos los que se presentan con el objeto de felicitar los días. Como a la persona que se solicita no se le puede ver a toda, hora, y como por otra parte es preciso que ¿I quede enterado de quienes son los que han querido favorecerlo personalmente y cumplir con este deber, se coloca en la inmediación de la puerta de la calle una mesa con todos los avíos de escribir, para que los que se presenten y no hallen al dueño o no tengan por conveniente entrar, pongan su nombre en la lista, y con esto den una prueba de su aprecio, estimación o respeto; la reciprocidad en estas visitas es menos incómoda, pues tienen días señalados, y se pueden con anticipación combinar las ocupaciones de modo que haya tiempo para hacerlas sin faltar a las obligaciones respectivas. Las visitas de cumpleaños han llegado a ser tan incómodas en los que tienen de recibirlas que los más pasan este día fuera de su casa y toman todas las precauciones necesarias para evitarlas. En lo general estas cargas sociales se han aligerado mucho en el día, pues si no se atraviesa una amistad muy estrecha u otros lazos más íntimos se cumple con estos deberes por medio de una papeleta de visita.

Texts written by José María Luis Mora:
México y sus revoluciones
México y sus revoluciones